Juan Aguirre

adrià

Guitarrista.

Quiero compartir con tod@s los músicos una experiencia personal que espero pueda resultar de utilidad.

Entre los años 2002 y 2003 tuve la inmensa fortuna de verme inmerso en una gran gira que me llevó a tocar por toda la geografía del país y también por América. Era algo con lo que había soñado desde niño. Tocar en directo, viajar y hacer de la música mi vida.

Me enfrenté por primera vez a una lesión en la mano izquierda. Os podéis imaginar la angustia con la que viví aquella situación. Se trataba de una inflamación en el interior del dedo índice y hacía que el más sencillo de los acordes resultase doloroso. No entendía qué me pasaba y me aterrorizaba la idea de no recuperarme de aquello. Miraba mis guitarras de doce cuerdas, los amplificadores y sentía que deseaba más que nada hacerlos sonar.

A través de un amigo conocí el equipo del Institut. Me hicieron comprender que se trataba de algo mucho más común de lo que yo pensaba. Inicié unos cuidados y una recuperación lenta pero progresiva. Al final, aquello pasó. Volví a tocar, poco a poco, incluso aproveché para mejorar algunas cuestiones técnicas.

De aquella amarga experiencia me quedaron varias cosas, la amistad del Doctor Rosset y un sentimiento de gratitud hacia todos en el Institut. Y una enseñanza que quiero compartir con tod@s vosotros, sea cual sea vuestro instrumento y el tipo de música que toquéis:  

Los músicos somos vulnerables y nuestras manos, brazos, hombros, y resto de articulaciones necesitan cuidados para responder a lo que nuestra mente quiere tocar.

En nuestros dedos actúan un montón de pequeños músculos que trabajan de igual forma a los de cualquier deportista y aunque no soy tan experimentado como para dar consejos a nadie, me gustaría transmitir lo importante que es tomar conciencia de esto.

Escribo estas líneas porque me gustaría que ningún compañero músico lo pase tan mal como yo en aquellos largos cinco meses.

Un abrazo a tod@s.